Al llegar a La Riviera, sitio elegido para el concierto, me encuentro con una fila considerable cuando aún faltan más de 2 horas para que abran las puertas. Y es que el pequeño de los Gallagher siempre ha levantado tantas pasiones como odios.
Me sorprende la corta edad de muchos de los que esperan nerviosos, quizá entre 18 y 20 años, cosa curiosa que ya se daba en la última época de Oasis, el cambio generacional. Por supuesto también hay una buena parte de los fans que vivieron el boom de los hermanísimos en los 90, entre los cuales unos cuantos guiris color salmón con pinta de hooligans.
Los teloneros son Stay, un grupo barcelonés de “rock indie psicodélico”(es lo que pone en su myspace). Quizá su condición de teloneros no jugó a su favor, pero su actuación se me hizo larga, con canciones por lo general muy lineales y con pocos momentos de brillantez.
Tras el correspondiente cambio de escenario y comprobaciones pertinentes, las luces se apagan de nuevo, Liam Gallagher y los suyos entran en acción. Tras una comienzo enérgico, tocan todas y cada una de las canciones de su disco Differnt Gear, Still Speeding. Y es que a pesar de todo y de los componentes, se trata de un grupo nuevo, no tienen más canciones.
Set List:
1.Four Letter Word
2.Beatles & Stones
3.Millionaire
4.For Anyone
5.The Roller
6.Wind Up Dream
7.Bring The Light
8.Standing On The Edge Of The Noise
9.Kill For a Dream
10.Three Ring Circus
11.The Beat Goes On
12.Man Of Misery
13.The Morning Son
(bis)
14.Sons Of The Stage (Versión del grupo World Of Twist)
Si, Beady Eye no son Oasis, pero mi mente no para de comparar este concierto con el último de la gran banda liderada por el ausente Noel. Y es que, al igual que el disco, el concierto de Beady Eye es bueno, Liam tiene la voz bastante bien, los músicos son buenos y las canciones no están nada mal, pero falta más energía y rapidez. Four Letter Word, Beatles and Stones, Man Of Misery y la versión Sons Of The Stage son las únicas con cierta contundencia. Otras como Wigman o The Morning Son se me hicieron pesadas, y eso que la actuación duró menos de una hora.
Al salir del recinto observo con melancolía a la gente que lleva las camisetas de Oasis, recordando el macarrismo y chulería que solía reinar encima del escenario antes de que Noel decidiera acabar con mi grupo preferido.
Mil gracias por las fotazas a A. Whatever!
